El camino de la selección griega en este Eurobasket está siendo, como mínimo, de sobresaliente. Seis victorias y ninguna derrota en el casillero. Justo lo contrario que el de su próximo rival, una España a la que le cuesta horrores mostrar sus señas de identidad que tantos éxitos le han garantizado en el pasado: Defensa y tiro exterior, y que está gozando una irregularidad digna de estudio. Los griegos son un tren de mercancías que solventa los partidos a través de solidez y dureza en los momentos clave, además de, por instantes, mostrar un juego preciosista y de conjunto.
Y es que su línea exterior está en plena forma. Compuesta de un renacido Nick Calathes, que poco o nada tiene que ver con el apesadumbrado y depresivo jugador que vimos esta pasada temporada en Memphis, también de Kostas Sloukas, que es ese perro de presa incómodo para el rival, o de la siempre efectiva aportación del joven Evangelos Mantzaris, y, por supuesto, de Vassilis Spanoulis, que es poco menos que el jugador más determinante en el baloncesto heleno y, por qué no, en la Euroliga. A todos ellos les complementa la siempre eficaz experiencia de Nikos Zisis.
Mención especial para Giannis Antetokounmpo. El jugador de Milwaukee Bucks es una continua e insoportable amenaza. Puede jugar en tres posiciones distintas: Base, escolta y, cómo no, alero. Su altura y rapidez le dan mucha ventaja ante sus pares y su baloncesto atlético es una pesadilla para el rival. Efectivo y efectista. El multiusos Stratos Perperoglou, la grata sorpresa Vladimir Jankovic, y la promesa (que ya es realidad) Kostas Papanikolaou son sus subalternos en la cancha.
En cuanto al juego interior, el dominio de Kostas Koufos es abrumador. Gran parte de las aspiraciones de su país pasan por sus manos, tanto ofensiva, como defensivamente. Está demostrando, por fin, las expectativas puestas en él desde hacía algunos años, cuando no era más que un rookie recién llegado a la NBA. Kostas Kaimakoglou y Georgios Printezis son otros ala-pívot que tienen una dilatada carrera, la cual están poniendo al servicio del combinado dirigido por Fotis Katsikaris. Printezis sigue aportando esa garra y espíritu que le ha caracterizado en Olympiacos, lo que es toda una ventaja para un combinado participante en un Eurobasket. Para añadir más madera, Ioannis Bourousis, que fue de más a menos el pasado año en el Real Madrid, pero que en la selección nacional ha vuelto a ser el mismo de siempre, es decir, uno de los mejores pívots de Europa. Por último, Dimitrios Agravanis está simplemente para aprender, coger minutos, y seguir madurando como jugador.
Con estos mimbres no es de extrañar que en Grecia se piense que ha vuelto, después de un lustro para olvidar, ese equipo que tantas alegrías ha dado a un país que actualmente atraviesa una crisis económica y financiera galopante. No hay mayor motivo que este para que los componentes de la plantilla den lo mejor y lo máximo en Lille. Cuidado España, la amenaza helena ya está aquí.